
Pero esta mañana, cuando le entregaron el pan con aceitunas que le había llamado tanto la atención, un ligero roce con la mano anónima que lo atendía, le hizo levantar su mirada de la bolsa…
Se quedó parado mirándola un poco más, recordando el tibio dedo que tímidamente había rozado el suyo, sin saber muy bien qué hacer. Entonces, él decidió comprar un poco más…
No escuchó al cajero cuando le preguntó si iba a recibir visitas. Es que él seguía detenido en la panadería, en ese dedo tibio que lo rozó, llegando su tacto adonde ni la vista, ni el oído ni el olfato consiguieron llegar antes.”
Estos son párrafos de un texto escrito en un blog muy querido, el de Marcelo. (Si lo desean léanlo entero, se los recomiendo…)
Mientras lo leía me acordé de “ellos”, esos viejos amigos que me acompañan desde que nací y que me ayudan a vivir plenamente.
¿Somos concientes que están con nosotros y que sin ellos (o con la falta de alguno de ellos) la vida no sería igual?
Mi trabajo con el cuerpo no tendría validez si no recurrieran permanentemente en mi ayuda, hacen que la emoción de la evocación produzca maravillas en el movimiento creativo.
Esta pequeña historia los trajo a mi conciente, me recordó que importantes son para cada uno de nosotros y lo que significan en el proceso creativo, cualquiera sea.
Ellos nos conectan íntimamente al pasado, con una eficacia que no lograrían nuestras ideas más elaboradas.
Por ellos sómos.
El olfato es un hechicero poderoso que nos transporta miles de kilómetros y hacia los años que hayamos vivido. Los olores de las frutas a mis juegos infantiles en el huerto de durazneros…
Otros más fugaces e instantáneos hacen que mi corazón se dilate de alegría o se contraiga con el recuerdo de un dolor…
Hellen Keller.
Son manos demasiado calientes, que quieren siempre refrescarse y que se posan involuntariamente sobre objetos fríos, con los dedos separados.
En estas manos podría precipitarse la sangre como cuando a uno se le sube a la cabeza y cerradas en un puño eran realmente como cabezas de locos, delirantes de extravagancias.
Rainer María Rilke, Los cuadernos de Malte Laurids Brigge

Anthelme Brillat-Savarin, La fisiología del gusto

Yo era todo oído, y creí que podría crear un alma dentro de la Muerte.
John Milton, Comus

Lo más grande que hace un alma humana en este mundo es ver algo (…) Ver con claridad es poesía, profecía y religión, todo en uno.
John Ruskin, Pintores modernos.
La maravilla del mundo nos las revelan nuestros sentidos, nos ayudan a sentir nuestro presente y a recordar nuestro pasado, para ellos este homenaje.